NO CONFUNDAS
No
confundas infancia con inmadurez, ni seriedad con falta de alegría. No confundas
convencimiento con tozudez, ni estar rodeado con estar en compañía. No
confundas carencia con necesidad, siendo esta última, decía no recuerdo quién,
la concientización de aquella. No confundas disensión con querella, ni
obediencia con sumisión, ni su misión con la tuya, la mía, la de él, o la de
ella. No es lo mismo calavera que
carabela, ni Tokio que Kyoto. No es lo mismo espiar a los que expían, que
expiar a los que espían. No confundas la libertad, con hacer lo que uno quiere.
Jamás
una mentira herirá tanto como una verdad hiere.
No confundas tocar con sentir ni oír con escuchar. No es lo mismo hablar
que decir. No confundas autoestima con
ego, ni desde más tarde, con desde luego. No confundas nostalgia con
anquilosamiento, ni revolución idealista con alzamiento. No confundas simple
con fácil, ni fácil con no complicado. Mandarse cada tanto una taradez, con ser
un verdadero tarado. No es lo mismo
sabiduría, que acumulación de conocimiento. No juzgues por su intensidad, sino
por su duración a un gran sentimiento, decía un tal Nietzsche.
Prefiero
a la palabra “poster” la palabra “afiche”. No confundas velocidad con
apresuramiento, ni efectista con efectivo. No confundas alto con altivo, ni mucho menos inteligente
con vivo. No confundas paroxismo con pasión,
ni compasión con empatía, ni a esta última con simpatía. No tomes por María
José a José María. No caigas preso de
las promesas, ni preso del progreso. No confundas un beso de Judas, con un
verdadero beso. No es lo mismo amor que
amorío, hay que saber amar para poder ser amado. No te pavonees cual pavo real,
cuando en verdad eres un real pavo.
No
es lo mismo decir Ya lo haré que Lo haré ya, ni el escritor es un hombre solo, que
el escritor es solo un hombre. No es lo mismo penar porque tu pareja te ha
dejado, que pensar en lo bueno que te ha dejado. No es lo mismo Freud que
“froid”. El ello no es el masculino del ella. No confundas las luces de neón
con las estrellas. No confundas al por menor con a por el menor. No confundas
respeto con distancia, ni viva la pepa, con tolerancia, ni militancia con
militarismo, ni comunión con comunismo o ser todos como uno mismo. Es humano
herrar, pero castigar ante el primer error, es Divino.
No
confundas tener ciertas posibilidades, con tener posibilidades ciertas. No es
lo mismo estar orgulloso que serlo, ni mirarlo que verlo. No es fácil demostrar
que uno es bueno de verdad. Habría muchas cosas más para decir, sobre el arte
de confundir. Pero para no empezar a resultar aburrido, voy a resumir todo lo
referido con la última frase que se me
viene a la mente: No te confundas con la gente, si no quieres terminar
confundido.
Texto:
Sebastián Díaz
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